19 febrero 2005

CABEZAS CORONADAS

El único caso de mujer que haya parido a dos reyes de España es, creo, el de María Luisa Gabriela de Saboya: Luis I y Fernando VI fueron hijos suyos. Tenía por tanto esta Reina doble derecho a yacer en el octógono de El Escorial. Pero tanto a ella como a su marido, el delfín melancólico, debió horrorizarles la solemne gravedad del panteón. Y cambió –cambiaron ambos- la concertada, consabida ruta del pudridero a la cripta por una sepultura muy de su gusto en La Granja. Ahora me parece recordarla, junto a la del Rey, en una especie de sacristía en la deliciosamente barroca iglesita del palacio segoviano. El error de malenterrarse lo prolongó el nene, al que su bárbara esposa portuguesa y las paradojas de la historia nacional han puesto a descansar eternamente al lado del Tribunal Supremo. Después, todos al octógono. ¡Qué cosas!

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