28 mayo 2010

UN PEZ QUE FUMA

Creo que fue mi padre -hábil pescador él- quien me enseñó cómo llamar a eso que hace un pez cuando se saca del agua y muere asfixiado. Por eso cuando ya crecidito oí por primera vez a alguien utilizar la expresión "dar sus últimas boqueadas" para referirse a vaya Usted a saber qué cosa, no necesité que nadie me la explicase. Vino a mi mente la imagen de aquella pobre trucha feneciendo dentro de la nasa de papá y mi tierno cerebrito se encargó del resto. Hasta hoy.

Puede que aquel mismo año, quizá alguno después -en todo caso y con total seguridad antes de terminar el bachillerato-, debí de oír a alguien, probablemente en una película, referirse al humo que salía de cierta boca concupiscente -¿acaso la de Sara Montiel?- llamándolo bocanada. Desde entonces esa palabra forma parte de mi vocabulario asociada inevitablemente a lo voluptuoso. ¿Qué quieren que les diga? Uno es así.

Y yo me pregunto ahora qué aprendieron y dónde los dos redactores -el uno de El Mundo, el otro de El País- que en sospechosa coincidencia en su error aseguran hoy en las páginas de estos dos grandes diarios de difusión nacional que el Gobierno de Zapatero está dando sus últimas bocanadas. ¿Será que el Gobierno fuma? Si lo hace, seguro que es en pipa.

Es un lujo pensar, hablar y escribir en español, y por eso no quiero dejar pasar la ocasión de recordar aquí que los que vivimos de la palabra hablada o escrita debemos tratar con sumo cuidado la herramienta con que nos procuramos el sustento. Queda dicho.