17 junio 2011

CUATRO JUEVES DE JULIO. EL PRIMERO.

Como hacer de la necesidad virtud es cosa que caracteriza a las almas grandes, esta mañana, al enterarme de que Ana, que me ayuda con la limpieza en casa, no va a poder ocuparse de mis hijos los cuatro Jueves que julio trae este año, he decidido que ésta sea ocasión gloriosa de pasar cuatro días laborables con los niños a tiempo completo. Se me ha ocurrido que estos cuatro Jueves tendrían que ser especiales: dedicados cada uno de ellos a decir cuatro cosas a los críos.

Y he empezado por el calendario: la vista mensual de Outlook ha hecho que esas cuatro fechas se me hayan figurado cuatro templos jupiterinos desafiándome a que los llenase con algo que no sea trabajo.  La verdad es que no ha sido difícil despejarlos: después de dos llamadas y de un correo electrónico, he podido mirar entre alborozado y despavorido -esta vez en vista semana laboral"- las cuatro columnas vacías teñidas del tenue verde con el que la agenda electrónica indica que uno va a dedicar ese tiempo a algo "personal".

El primer Jueves de julio será el siete.   Linda fecha para empezar algo incluso si es sin chupinazo.  Creo que podría ser un buen día para pasar al aire libre: el lago de la Casa de Campo, un poco de merienda, tres sombreros de paja y un montón de filtro solar.  Quizá un poco de teatro para acabar el día.  He visto que en el Galileo reponen Las siete vidas del gato, de Jardiel, y como soy jardielista y sé que un poquito de humor absurdo no daña, más bien al contrario, las tiernas mentes de los menores, creo que ya tenemos plan para el día.

¡Viva San Fermín!