Y quizá clarifiquemos esta cuestión reparando en cómo la vida del que viene de camino se encuentra en un estado de máxima fragilidad: uno tan germinal, tan incipiente, que es incluso previo a la independencia física. Y lo más interesante quizá sea que todas las vidas humanas -sin distinción alguna- atraviesan necesariamente por esa fase. A diferencia de lo que ocurre con la vejez, término en que puede o no darse una situación de dependencia absoluta de otro ser humano, en su estadio primigenio y en los inmediatamente sucesivos tendentes al nacimiento, toda vida humana depende necesaria y especialísimamente de una mujer.
No es poco importante esa circunstancia: la de que toda vida humana haya de estar sometida inicialmente a la voluntad de una mujer. Tiene consecuencias. Quizá podamos detenernos a pensar en ellas más adelante.
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